Ha sido una Semana Santa pasada por agua pero que no olvidaré nunca. La cara de felicidad de mi pequeño paseando en brazos de su padrino, vistiendo por primera vez su ropita de esclavina será algo que, tanto yo como muchos de los que lo quieren, no olvidaremos jamás.
No sólo no paso ni una pizca de miedo al verse rodeado de nazarenos (de casta le viene al galgo) sino que para mi sorpresa fue animando el cortejo procesional como si de un miembro de la banda que acompañaba a Nuestro Señor del Calvario, se tratara. Impresionante, aunque este feo que yo lo diga.
Esta instantánea tomada por Juan Niza, al que doy las gracias desde mi rinconcito de Internet, y que publicara la prensa el Jueves Santo, lo dice todo.
3 comentarios
Es una foto preciosa, pero claro tenían un buen modelo.
Gracias 🙂
Que foto más bonita! descubro hoy tu blog! me encanta!