3 abril, 2013
Siempre resulta todo un reto decorar una habitación. Es algo así como pintar un lienzo en blanco donde al principio siempre cuesta arrancarse a pintar. Y en esas me veo ahora.
Frente a mi, un lienzo en blanco, con las paredes pintadas de blanco roto y una ventana al centro que domina el dormitorio como ocurre con el espacio infantil con el que pretendo que nos inspiremos en el día de hoy, como siempre, juntos.
Un dormitorio sereno, como deben ser los cuartos destinados a los bebés, con un gran mueble cambiador (ya me gustaría a mi tener metros para uno así) y con una decoración definida por globos aerostáticos. Bonitos, tradicionales y con ese halo antiguo que tanto me gusta.
Un cuarto pensado para el hoy y para el mañana que cuenta hasta con una pequeña banqueta personalizada con el nombre de Henry para cuando pueda usarla como escalón o como un simple taburete de juegos.
Una combinación de colores ideal para niño o niña: verde agua, blanco y algo de color tierra en marcos para láminas y cestas de mimbre barnizadas para guardar pañales. Fotos del recién nacido y una ilustración de las de toda la vida enmarcada cerca de un gran imperdible que recuerda a aquellas gasas que tanto trabajo dieron a nuestras madres. ¡Benditos pañales!
2 comentarios
Los dormitorios blancos con suelo de madera en pino me encantan… para bebés y no tan bebes! Precioso.♥
A mí también me pirran, Marite 🙂