Entre tanto escribo este post, vamos preparando las maletas para pasar la navidad en Málaga con nuestra familia y caigo en la cuenta de lo rápido que ha llegado esta semana. Es como si no estuviese preparada del todo. Como si la navidad me hubiese pillado de improviso.

Ahora que acabo de enviar todas nuestras postales navideñas, pienso que será porque este año ha estado lleno de cambios y sorpresas. Tantos cambios y vaivenes que supongo aún no soy consciente, realmente, de todo lo que nos ha cambiado la vida.

Dicen que los cambios son para mejor y quiero creer que así es porque este año muchas cosas han cambiado empezando por la imagen de este blog el pasado mes de octubre.

Únicamente pasamos la Navidad en Málaga los años que Rafa por motivos laborales ha estado destinado fuera de España pero a partir de este año será algo obligado dejando atrás la mayoría de las navidades de mi vida que pasé en Córdoba, en mi tierra, en mi ambiente y con mi gente y en las que era mi hermano el «suertudo» que tenía que coger el coche para pasar la nochebuena con nosotros.

Este año, será diferente porque además el regalo más bonito llegó poco antes de noviembre en forma de bebé. Un pequeñín que me convirtió en tía y al que estoy deseando achuchar en cuanto lleguemos a Málaga.

Y entre todo lo vivido, pasar gran parte de la Navidad en Sevilla está teniendo mucho de positivo porque gracias a eso estoy viviendo infinidad de momentos dulces. Sencillamente pasear por la ciudad es un regalo; poner cara a personas que admiro y que no conocía personalmente aún más; y sobre todas las cosas, ver a mis niños cómo lo pasan bien y cómo descubren la ciudad de nuestra mano, no tiene palabras.

En unos días os enseñaré un poquito más de lo que estamos viviendo ¿Querrás venirte conmigo a dar un paseo? Yo estoy deseando compartir estas navidades desde el blog pero mientras tanto, feliz navidad desde cualquier lugar.

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