Todos los días no se cumplen años y tampoco todos los años te preparan una fiesta sorpresa. Por eso, los 35 añazos que cumplió mi señor esposo había que celebrarlos a lo grande y gracias a mi familia y a unos amigos que valen su peso pudimos disfrutarlo así.

No podía ser de otra manera y la fiesta giró en torno a su personaje de cómic favorito, Superman. Un toque de rojo y azul bañó la mesa de celebración presidida por la capa del personaje y unos grandes globos, forrados algunos de ellos a base de cordón.

Las viandas, muy propias de la fecha y de una fiesta de cumpleaños nocturna, salsas poderosas acompañadas de snack crujientes, superbocatas a discreción… y como broche, una tarta de cumpleaños donde no faltaba el superhéroe y chucherías para picar.

A mi superhombre le llovieron multitud de regalos tuneados para la ocasión y mi regalo fue su felicidad al verlo rodeado de las personas que tanto le quieren. Gracias a todos.