Tardamos más de lo previsto en aprender a ser papás pero sólo hizo falta una visita al Santuario para enterarnos un mes más tarde que Rubén había llegado a nuestras vidas. A partir de entonces, cada verano, aprovechamos el buen tiempo para visitar de nuevo a la Virgen de la Luz, darle las gracias por tan preciado obsequio y, dicho sea de paso, pasar un buen día en la playa con nuestros amigos.

Este año el agradecimiento era doble porque Sofía nació hace tres meses y no había excusa para llevarla a conocer el santuario. Además, mi enano ya tenía bien claro como se llamaba la Virgen y a quien tenía en brazos así que la visita fue más que emocionante.

Por la tarde y en buena compañía, almorzamos y nos relajamos en Tangana, una zona de la maravillosa costa de Tarifa. Uff… ¡qué arena y qué olas! Si os gusta practicar kitesurf ésta es la vuestra. Disfrutaréis de lo lindo ya sea practicando el deporte del tumbing o el del cubo y la pala que para mí, es el mejor del mundo y en estas playas interminables se juega de lujo.

Rubén, lo pasó en grande y de vuelta a casa cayó redondito en el coche (Sofía lo imitó a la perfección). Y es que un día así de intenso bien se merece un sueñecito en el coche de papá. ¡Feliz fin de semana!