Hacía años que no volvía y me hacía especial ilusión que nuestras vacaciones comenzaran allí en San Lorenzo. Había estado con mis padres y mi hermano al menos doce o quince años antes pero regresar con marido y dos niños… ¡quién me lo iba a decir!

San Lorenzo del Escorial sigue manteniendo intacta la tranquilidad que recordaba, el olor a fresco de la sierra madrileña y el encanto de un pueblo donde la piedra es la mayor protagonista así que nuestras vistas desde la habitación del hotel no podían ser más agradables y bellas. Despertar con el sonido de las campanas, inolvidable y comer una rica parrillada tampoco estuvo nada mal.

La estancia nos duró sólo un día porque debíamos de partir hacia Cantabria pero antes de marcharnos pasamos por el Valle de los Caídos. Impresionantes las vistas y ¡todo lo demás! No lo recordaba tan, tan enorme… pero creo que, sin lugar a dudas, quien más disfrutó fue Sofía que andurreó, volando bajito (como me gusta decir) de un extremo a otro de la explanada mientras que yo, para no variar, disfrutaba haciendo fotos y por supuesto, vigilando sus andanzas.

 

De nuestra primera parada me quedo con esta foto porque no suelo tener muchas imágenes con los niños y con ella, os recomiendo hacer una parada en San Lorenzo si estáis cerca de Madrid o si os apetece disfrutar de una escapada con niños o sin ellos que tampoco está nada mal 😉
¡Feliz fin de semana!

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Un poco sobre mí

¡Hola! Mi nombre es Mamen, directora de arte en Blanco Ruso y autora de este blog personal, donde encontrarás recursos creativos para mamás todo terreno.

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