La tercera fiesta de cumpleaños de Rubén era súper especial porque durante unos años será compartida con Sofía que el pasado sábado cumplía su primer añito de vida así que procuré que sin resultar una decoración muy noña, tuviese un toque femenino extra, huyendo además del predominio de azul que nos había invadido en los dos años anteriores. El verde agua, para estas ocasiones es mi preferido y busqué potenciarlo en estampados moteados, pajitas rayadas y unas bellas manzanas granny smith.

Y máscaras ¡cómo gustaron las caretas! Por supuesto, de caballos y yeguas pues en un tiovivo no pueden faltar. Los peques alucinaron con ellas y se lo pasaron pipa escogiendo cual era la que más iba con cada uno. Al terminar la fiesta, más de una chiquitina, huía con dos y tres caretas de caballo para jugar en casa.

Y mientras tanto, Rubén se lo pasó en grande. Primero subido en uno de sus regalos de cumpleaños preferido desde hace un año, su moto (por eso no podía faltar en nuestro dibujo) y cuando se soltó un poquito, es decir, echó la timidez a un lado, disfrutó muchísimo. Con careta de caballito o jugando al balón con sus primos.

Al soplar las velas, la acusada timidez de Rubén volvió a aparecer. Todo lo contrario que Sofía, que se volvió loquita cuando le cantamos su cumpleaños feliz.

Mi pequeña, no paró de andurrear de mano en mano hasta acabar rendida en brazos de su abuela. Los más tiernos brazos del mundo.

La fiesta de cumpleaños del tiovivo, se alargó hasta la noche rodeados de amigos y familia. Todos lo pasamos fenomenal, sobre todo los más pequeños que jugaron hasta tarde entre caballitos, herramientas o pelotas de fútbol y para el recuerdo de esta celebración irrepetible y más que entrañable nos quedarán las imágenes de nuestra memoria y estas sencillas fotografías hechas con mucho, mucho amor.

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