Estas semanas ando diseñando una invitación de boda para alguien especial así que he pensado que porque no inspirarme un pelín con el color rey del verano. ¡El amarillo!
Los conos con pompones de lana (detalles de agradecimiento por la asistencia a la boda) que recuerdan muy, mucho al ramo de la novia, junto con las iniciales de los novios colgadas de sus respectivas sillas, han sido dos de los detalles que más me han gustado de esta boda que bien podrían servirnos como idea para preparar cualquier otra fiesta.
Mil y una chucherías para los más golosos y un photo booth (espacio reservado para hacer fotos de recuerdo algo locas) componen la celebración de esta boda, veraniega al máximo.
1 comentario
Me encanta el amarillo! Y como tu dices mas ahora en verano, me parece super fresco!