Seguramente, el hecho de conseguir dormir la noche entera de un tirón, tras cuatro días sin pegar ojo,  me causa unas tremendas ganas de encontrar espacios para niños donde prime el descanso. Después de disfrutar ocho horitas de sueño reparador, no sé vosotros, pero yo me quedo con ganas de más y en estos espacios donde el eje vertebrador es el uso del dosel, me quedaría frita en un momento.

Las camas de hoy están todas decoradas con dosel, liso o estampado, más grande o más pequeño, llamativo o básico pero todos ellos con un encanto especial para disfrutar de unos dulces sueños.

Edito: para el dormitorio de Sofía, yo convertí un retal de tejido de gasa en seda en un dosel y nos quedó muy bonito. Puedes verlo pinchando aquí.