Algo más de una semana lleva rondado por casa un virus de esos odiosos que, según me dice la pediatra, se contagian en las guarderías. Lo llaman rotavirus y os aseguro que es el peor de los contagios por el que hemos pasado hasta ahora. Un virus de la gastroenteritis que ha dejado a mi rubiales hecho pizquitos durante una semana pero que gracias a Dios ya ha pasado del peque y ha preferido a su madre y a su abuela, con lo que esperemos que se largue pronto de esta casa a la que nadie le invitó a llegar nunca.

El virus de las narices, nos ha hecho poner a mi marido (sobre todo) y a mi, un número incontable de lavadoras estos días. Entre vómito y vómito… caca. Y no una caca cualquiera, sino de esas que ya muchos desgraciadamente conoceréis y que recorren, la mayoría de las veces, desde el pequeño pie de nuestro enano hasta sus omóplatos. Un asquito, vamos… y eso con suerte porque entre peste y peste también hemos tenido diarreas con goteras con la que vas y te manchas tú también añadiendo alguna mancha más a esa que media hora antes llevabas cual medalla con olor a vomitera. Total, que recién cambiados de ropa, adultos y niño, ya estábamos de nuevo con la fregona en las manos.

Ahora bien, tengo dos cosas positivas que sacar entre estos días de tan pestilente virus y alguna que otra lágrimita por ver a mi retoño tan flojito: el buen rato que me hizo pasar la lectura del artículo de Carmen Chaparro en la revista Mujer hoy, (os dejo el enlace para que podáis leerlo) gracias al que comprendí que no estábamos solos en aquel estado de desastre familiar; y las dulces siestas de Rubén en mis brazos cada vez que se encontraba con molestias. La foto que os dejo hoy, muestra exactamente uno de sus despertares tras un largo sueño sobre mi y su futura hermana. Pobrecita lo que tiene que aguantar….

Y es que es bastante inusual vernos de esta forma a madre e hijo y no por falta de ganas, sino porque tengo un pequeñajo que no para quieto ni comiendo por lo que esta estampa familiar me apetecía compartirla con los que a diario seguís mis alegrías y penas desde el blog o facebook. Gracias por vuestros ánimos en estos días y que paséis un muy feliz fin de semana.