El amor llega cuando menos lo esperas y en ocasiones se hace esperar más de lo que nos gustaría o habíamos planeado. Otras veces, llega sorprendentemente pronto y de forma acelerada pero en cualquiera de los casos, eso supone un vuelvo no sólo del corazón sino de la vida.
Ser mamá ha sido el mejor regalo del cielo y gracias al que he conocido el amor más grande del mundo, el que se tiene por los hijos.

Aún así, días como el de hoy no están de más para echar el freno a ese ritmo de locura que siento a diario y preguntarme si realmente le dedico el tiempo necesario a la persona que me ayudo a ser madre.

No está de más días como el de San Valentín para hacer una escapada romántica, salir al cine o simplemente cenar en pareja, dejando de lado por una noche el ordenador y el trabajo, tomando un vinito y unas tapas mientras vemos una peli o un capítulo de nuestra serie favorita sentados tranquilamente en el sofá.
Esa va a ser mi opción, la última. Porque aunque sea un topicazo llevamos un mes de aúpa en el que no hemos podido disfrutar de ese espacio cotidiano que es la hora de la cena. Como el «Tu a Boston y yo a California» hemos estado así que hoy que nos reencontramos, esta noche, es lo menos que podemos hacer para celebrar que nos queremos ¿Cual será vuestro plan?

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Un poco sobre mí

¡Hola! Mi nombre es Mamen, directora de arte en Blanco Ruso y autora de este blog personal, donde encontrarás recursos creativos para mamás todo terreno.

1 comentario

  • La verdad es que, a la vez que eres madre la vida te cambia por completo, desde todo punto de vista… y ese refrán que dice hijos pequeños problemas pequeños, hijos grandes problemas grandes es tal cual, pero hay que darse tiempo tambien para una, y su pareja es muy importante….besis

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