Y digo, bien fresquita porque vaya semana de bajas temperaturas que estamos disfrutando o sufriendo, según se mire. Seguro que cuando alguna que yo me sé lea esto de sufrir con las bajas temperaturas va a asomar por su carita una sonrisa por no decir que le darán ganas de pegarme una colleja 🙂
Es que yo soy, como dice mi madre, melón, melón. Y no por lo de ser cabezota, que tampoco me quedo atrás, sino porque me gusta el calor, el verano, el sol, y prefiero estar a 40º a la sombra antes que abrigada como una cebolla y encogida todo el santo día.
Pues todo esto viene a que tengo una obsesión: quiero disfrutar de mi azotea. Bueno, no es sólo mía, ni es una nueva obsesión, pero cuando se acerca el verano, la obsesión vuelve y este año con más fuerza que nunca. Ahora que mi peque ha probado las grandezas de lo que es una minipiscina, quiero buscarme los medios para montarme una terracita de verano privada.